El proceso comienza a partir de barras o pletinas de acero, principalmente aceros con alto contenido de carbono, con excelentes propiedades para la cuchillería, y muy utilizados por los grandes cuchilleros a nivel mundial.
La barra se forja para dar la forma de la hoja y la espiga. El proceso de forja es, junto con el temple, la parte más importante en la fabricación de un cuchillo. Con la forja adecuada se consigue una disminución del grano del acero, obteniendo mejores filos y más duraderos.
Tras dar la forma a la hoja con la forja, realizo un desbaste con la forma y el vaciado definitivo del cuchillo. Los vaciados pueden ser planos, cóncavos o convexos, según la tipología y el uso.El siguiente paso es el temple, verdadera piedra angular en la cuchillería. Siempre se ha dicho que no hay mal cuchillo, sino mal tratamiento térmico. El temple yo lo realizo actualmente en horno eléctrico, garantizando que la temperatura es la exacta para el tipo de acero empleado, ya que en los aceros unos pocos grados de más o de menos significan la ruina del cuchillo. Inmediatamente despues del temple, se realiza el revenido para aliviar tensiones.
El siguiente paso es el acabado de la hoja, bien a espejo, bien satinado o brut de forja, para despues añadir tanto la guarda, los bolster, o las cachas según sea el caso.
Una vez trabajada la guarda, se termina con el encabado, pero aún estoy lejos de tener el cuchillo terminado, ya que aún faltan los remates finales tales como algún grabado, y por supuesto la funda, realizada individualmente para cada cuchillo, con cuero de primera calidad y terminaciones acordes a la pieza.